Jueves negro
No sólo esta estropeado mi ordenador, sino que todo lo tecnólogico que hay a mi alrededor ha sufrido esta semana de algún modo u otro.
El jueves fuimos invitados a presenciar un telediario en directo. La tensión se palpaba en el ambiente. Todos los detalles están medidos, no se puede fallar porque todo es en estricto directo. Nosotros nos situamos en la sala de realización para poder disfrutar desde allí de los detalles. Nos iban explicando los pasos que había que dar en el control para que los videos entraran a tiempo, las galletas estuvieran en su sitio (galleta es el rótulo con el nombre de la persona que habla) y las cámaras enfocaran a la perfección. La cosa iba bien. Hasta que de repente. Oscuridad. Si, hubo un apagón en la zona y el telediario en directo se cortó. Crisis en ZTV. Así que nos tuvimos que ir sin terminar de ver el telediario.
Caminé hasta casa. Cogí el ascensor, y de repente la Oscuridad volvió. Me había quedado colgada. No me lo podía creer, estaba totalmente a oscuras en un cuadrado de 1 metro por un metro. Estaba sola, no había nadie que me ofreciera un chicle. No había nadie a quien decirle "un chicle sería la perfección", no. Mis queridos vecinos acudieron a la llamada de la sirena del ascensor. Tan solidarios ellos, se acercaron para decirme que hasta que no volviera la luz, no había nada que hacer. Y allí me dejaron. Cogí el móvil y me puse a llamar en busca de ayuda. MI madre no estaba en casa. Llamé a la última persona con la que había estado hasta escasos minutos antes. Ambos intentaron venir a hacerme compañía, pero por una circustancia u otra no llegaba nadie.
Así que llamé a los bomberos, a la policía... y no había respuesta. El tiempo pasaba. El ascensor estaba más o menos a la altura del primero, la caída, en caso de que se produjera, no sería tan grave. Seguía en la oscuridad y de pie. No podía sentarme, ya que unos vecinos están en obras y el ascensor está forrado de cartón y lleno de porquería.
Al final, después de 30 minutos encerrada, el ascensor dio un pequeño salto hacia abajo, momento de pánico, y bajó lentamente hasta la planta baja. Abrí las puertas, y salí a la calle, necesitaba aire. Por fin, apareció mi madre. A la otra persona aún tuve que buscarla por San José, ya que la noche le confunde.
Tras un buen rato en libertad, volví a casa. Pero subí andando. El ascensor tendría que esperar un día más para contar con mi presencia.
3 comentarios
Diego M -
Falceitor -
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oscar -