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SIENTO DEJAR ESTE MUNDO SIN PROBAR PIPAS FACUNDO

Reflexión unas horas después del comienzo de la Huelga

El 29-S será una fecha para recordar. Un punto de inflexión dentro de los sindicatos. ¿Cómo puede ser que en el mayor momento de retroceso de derechos del trabajador de a pie la huelga haya tenido tan poca incidencia? ¿Por qué el odio y la rabia hacia los representantes de los trabajadores?

El modelo de sindicalismo decimonónico importado de décadas pasadas tiene que modificarse. Ahora, la ideología de la sociedad ha cambiado, aunque quizá también radique en ese hecho parte de la decadencia. Idealistas de los de antes quedan pocos y se pueden contar con las manos dentro de cada sindicato. Ver como determinados grupos sindicales se han acercado a los partidos para convertirse en un instrumento más de su política, no les ha beneficiado. No han sabido dar respuesta a la crisis y han cedido en muchos aspectos con el gobierno socialista, quizá pensando que, dando cancha a un supuesto órgano progresista, aún había algo que salvar.

Cierto es que no son ellos quienes han creado la crisis. No nos olvidemos, pero también es verdad que gran parte de la sociedad se siente decepcionada porque han salido a la calle a raíz del recorte presupuestario de clase funcionarial de este estado. Además, de la cruenta reforma laboral como ellos indican, pero a los trabajadores no institucionales les duele que, con todo lo que lleva cayendo desde octubre de 2.008, no se haya convocado nada antes. Un fallo garrafal, que puede ser el principio del cambio.

 Otro de los problemas somos los jóvenes. La Generación no X, sino Z (somos los últimos en todo). Crecimos en años de bonanza. Estudiamos, viajamos, intercambiamos experiencias con otros jóvenes europeos y decidimos que queríamos ser como ellos. Con licenciaturas, másters, posgrados, doctorados y, la biblia en verso, nos vemos inmersos en una situación de la cual no somos los culpables. Sin embargo, parece que se han olvidado de nosotros. Permiten que trabajemos sin contratos, sin seguridad social, por cuatro pesetas y con horarios infrahumanos. Ahí nadie dice nada. Silencio.

 Por estas y muchas más razones que cada persona pueda aportar sería el momento de reflexión, de cambio. Es tiempo de sentarse, pensar y pensar y pensar. ¿Cómo hacer ver que el enemigo no es el que defiende sino el que ataca? Suerte.

 

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