Animada tarde del viernes....

Cal blanca sobre los cuerpos tendidos en filas de a dos en el suelo rojo de aquel pueblo. Eran ya seres inertes, represaliados     por sus ideas. Al alba, fueron acallados de un seco disparo en la sien por los hombres de camisa azul.

Los habitantes del pueblo observaban desde la lejanía tan macabro espectáculo. Como cuervos a la espera de una joya, aguardaban en sus buhardillas a que las armas se alejaran. Los uniformes se encaminaron hacia el oeste en busca de ideales que eliminar. Mariano fue el primero en acudir a la fosa. Rebuscó en los bolsillos de aquellos seis hombres en busca de alguna seña de identidad. No encontró nada. A los pocos minutos una multitud permanecía en silencio, de pie, con la mirada perdida en el horizonte.