Por los pelos

El Zaragoza logró su clasificación para octavos de final de la Copa del Rey en un partido de auténtico infarto.

 

            Pocos fueron los aficionados que acompañaron al equipo en esta cita decisiva, a pesar de los bajos precios de las localidades. Abrigos, gorros y guantes eran lo único que calentaba al público en los primeros instantes, no obstante al final muchos terminaron deshaciéndose de las prendas, ya que el propio partido fue temperando poco a poco el ambiente hasta límites insospechados.

 

            El Pontevedra planteó muy bien el partido. Supieron jugar con su posición de segunda b frente a un primera, y siendo conscientes de que este podía ser el partido más importante de la temporada, no se achantaron,  bravos y valientes saltaron al campo con ganas de hacer historia. Sin embargo, no sabían que se enfrentaban a un equipo amenazado por la racha de resultados, por la posibilidad de mudar de banquillo, por problemas internos con jugadores. El Zaragoza, consciente de lo que se jugaba, saltó al terreno dubitativo.

 

            Los fallos de partidos anteriores se repitieron. A Diogo lo cambiaron en la Copa América, se ha debido de quedar por allí y han enviado al hermano gemelo malo, a ese que siempre elegían el último a la hora de hacer equipos de fútbol en el recreo. Zapater quedó eclipsado en la banda derecha, esa posición definitivamente no es para él. Juanfran, aunque mejoró en la segunda parte, estuvo bastante fallón. Diego Milito y Oliveira se hacen poco a poco amigos, esto no quita para que sigan reprochándose en muchas ocasiones un pase en última instancia. Celades, López Vallejo y Ayala gustaron.

 

            El partido se complicó gracias a un penalti cometido por Sergio Fernández en el minuto 17. Una pena rara vez pitada, pero que el árbitro madrileño (no olvidarse de este detalle para más adelante) Rubinos Pérez lo señaló. Ígor delantero del Pontevedra no desaprovechó la oportunidad y el balón se introdujo trágicamente en la red de López Vallejo. 0-1. La Romareda comenzó a desesperarse. El Zaragoza se puso nervioso y se fue a vestuarios siendo el único primera que iba a caer frente a un segunda.

 

            Lo vivido en el vestuario debió de resucitar a los jugadores. Hubo cambios en el equipo. Diogo y Luccin se quedaron en el banquillo, saltando Aimar y Gabi. El balón no entraba en la portería del Pontevedra. Tuvo que ser de penalti también como se abrió el marcador para el Zaragoza. Fue Milito que materializó la falta cometida sobre él mismo en el minuto 8 de la segunda parte. El equipo local siguió atacando y en el minuto 27 Oliveira aprovechó un rechace para subir el segundo gol al marcador. Quedaba tiempo para el milagro. Se llegó al minuto 45 eliminados, pero ya en el descuento, el avispado Sergio García-el favorito de la grada- se lanzó en plancha hacia un balón que quedó suelto en el área, cabeceándolo lo introdujo en la red ante el estallido de público y la decepción del Pontevedra. El fútbol es lo que tiene unos segundos antes eran los seguidores más jóvenes del Zaragoza quienes estaban derramando lágrimas.

 

            Aún hubo tiempo de una macarrada más por parte del árbitro madrileño. No olvidemos que este domingo se celebra el R. Madrid- Zaragoza, y que la expulsión por roja directa en copa impide a un jugador  participar en el siguiente partido de liga. Pues bien, en una acción tonta, una falta en medio del campo de Milito para perder tiempo, el árbitro lo expulsó con roja directa, evitando así que Diegol salte al Bernabeu... ¿Casualidad?